Un amigo me llevó a un sitio web llamado SportBikeGurls el cual atribuye a alguien llamado Mark Kleiman la siguiente joya:
Those who dance appear insane to those who cannot hear the music.
Así que lo googleé, y lo encontré atribuido a George Carlin. Bien, excepto que suena demasiado profundo para Carlin: habría supuesto alguien más pesado, Blake o Nietzsche, excepto que Blake seguramente habría dicho "mad". De hecho, suena a una traducción; cualquier escritor de inglés capaz de inventar este pensamiento habría tenido un oído lo suficientemente bueno como para escribir "seem mad" en vez de "appear insane". Thoreau podría haberlo dicho, en vez de la línea de "Different Drummer", pero no lo hizo.
Googleando un subgrupo de palabras, encontré millones y millones de citaciones a Nietzsche, y unas pocas a Angela Monet (en la forma "Those who danced were thought to be quite insane by those who could not hear the music"), pero ninguna con una fuente. [La encontré citada a Milton (!), con una referencia específica, pero la referencia resultó ser incorrecta, lo que fue igual de bueno para mi salud.]
Si tuviera que adivinar ahora mismo, me iría con Monet, un escritor por lo demás desconocido no solo para mí sino también para Amazon.com, con el argumento de que una chispa de genialidad tiene más probabilidades de ser mal atribuida a un Nietzsche, o incluso a un George Carlin, que a alguien menos conocido (Abraham Lincoln, Mark Twain, y George Bernard Shaw, todos ellos, dijeron muchas cosas ingeniosas, pero no tantas como se les atribuye a ellos).
Ninguno de mis libros de citaciones de tapa dura parece tener algo relevante con "dance" o "insane" o "mad" o "music".
OK. He dado mis tres suposiciones. Me rindo.
Actualización: un lector escribe.
Estoy bastante seguro de que proviene de Henri Bergson, aunque se refiere a la comedia y no a la locura. Me la crucé en la introducción a un libro de James Wood de 2004, El yo irresponsable: sobre la risa y la novela. Aquí el pasaje (aunque no pueda encontrar la cita de la página):
El filósofo Henri Bergson dijo que una definición de la comedia era observar personas bailando al son de la música a través de una ventana, sin que nuestro ser sea capaz de oír su música... En la visión bergsoniana, el observador tiene un privilegio por sobre los bailarines. Él los comprende, ve cuán tontos se ven y sabe por qué están bailando. Él los comprende porque él está privado de la música. Su privación es su fuerza. Pero ¿qué tal si su privación era su debilidad? ¿Qué tal si ese observador no sabía que los que bailaban lo hacían por la música? ¿Qué tal si él no tenía idea de por qué bailaban? ¿Qué tal si no sentía ningún privilegio por sobre ellos, sino que sentía, con una mezcla de risa y compasión, que él estaba observando algún atroz baile de muerte, en el que él también estaba oscuramente implicado?
Si alguien encuentra la verdadera cita de Bergson, por favor enviarlo.
Segunda actualización.
Jeremy Paretsky tiene la respuesta. Sí, Bergson es la fuente. Sí, Wood lo citó mal. Sí, la versión para pegatina de parachoques es mejor.
Respecto a la discusión de que la falta de una simpática comprensión es una precondición de la risa, Bergson realmente escribió:
Il suffit que nous bouchions nos oreilles au son de la musique, dans un salon où l’on danse, pour que les danseurs nous paraissent aussitôt ridicules.
("Basta con que nos tapemos los oídos al sonido de la música en un salón de baile para que los que bailan de una vez nos parezcan ridículos".)
Texto completo en español y francés:
Signalons maintenant, comme un symptôme non moins digne de remarque, l’insensibilité qui accompagne d’ordinaire le rire. Il semble que le comique ne puisse produire son ébranlement qu’à la condition de tomber sur une surface d’âme bien calme, bien unie. L’indifférence est son milieu naturel. Le rire n’a pas de plus grand ennemi que l’émotion. Je ne veux pas dire que nous ne puissions rire d’une personne qui nous inspire de la pitié, par exemple, ou même de l’affection: seulement alors, pour quelques instants, il faudra oublier cette affection, faire taire cette pitié. Dans une société de pures intelligences on ne pleurerait probablement plus, mais on rirait peut-être encore; tandis que des âmes invariablement sensibles, accordées à l’unisson de la vie, où tout événement se prolongerait en résonance sentimentale, ne connaîtraient ni ne comprendraient le rire. Essayez, un moment, de vous intéresser à tout ce qui se dit et à tout ce qui se fait, agissez, en imagination, avec ceux qui agissent, sentez avec ceux qui sentent, donnez enfin à votre sympathie son plus large épanouissement: comme sous un coup de baguette magique vous verrez les objets les plus légers prendre du poids, et une coloration sévère passer sur toutes choses. Détachez-vous maintenant, assistez à la vie en spectateur indifférent: bien des drames tourneront à la comédie. Il suffit que nous bouchions nos oreilles au son de la musique, dans un salon où l’on danse, pour que les danseurs nous paraissent aussitôt ridicules. Combien d’actions humaines résisteraient à une épreuve de ce genre? et ne verrions-nous pas beaucoup d’entre elles passer tout à coup du grave au plaisant, si nous les isolions de la musique de sentiment qui les accompagne? Le comique exige donc enfin, pour produire tout son effet, quelque chose comme une anesthésie momentanée du cœur. Il s’adresse à l’intelligence pure.
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Señalemos ahora, como un síntoma no menos digno de remarcar, la insensbilidad que acompaña normalmente a la risa. Parece que lo cómico sólo puede producir su sacudida a condición de caer sobre una superficie de alma bien calmada, bien integrada. La indiferencia es su entorno natural. La risa no tiene mayor enemigo que la emoción. No quiero decir que no podamos reírnos de una persona que nos inspira pena, por ejemplo, o incluso afecto: sólo entonces, por unos momentos, ha de olvidar este afecto, hacer callar esta pena. En una sociedad de inteligencias puras, probablemente no se lloraría más, pero tal vez aún se reiría; mientras que las almas siempre sensibles, sintonizadas al unísono con la vida, donde cada evento se prolonga como una resonancia de sentimientos, no experimentarían ni comprenderían la risa. Pruebe un momento estar interesado en todo lo que se dice y se hace, actúe en la imaginación con los que actúan, sienta con los que sienten, finalmente dé a su simpatía su desarrollo más amplio: como bajo un toque de varita mágica verá los objetos más ligeros aumentar de peso, y todos las cosas pasar a tener una coloración grave. Despéguese ahora, mire la vida como un espectador indiferente: muchos dramas se volverán comedia. Basta con que nos tapemos los oídos al sonido de la música en un salón de baile para que los que bailan de una vez nos parezcan ridículos. ¿Cuántas acciones humanas resistirían una prueba de este tipo? ¿Y no veríamos a muchas de ellas pasar de ser solemnes a graciosas, si los aislamos de la música de sentimiento que las acompaña? Por lo tanto, lo cómico, para producir todo su efecto, al final exige algo así como una anestesia momentánea del corazón. Esto está dirigido a la inteligencia pura.
Artículo original: samefacts.com