Fecha del artículo: 25 de noviembre de 2010
Traducción: Gustavo A. Laime Mitma.
Durante la década de los setenta, la madre de Osho le cuenta a Sarjano cómo ella tomó sanniás y cómo piensa de él como su maestro pero también como su hijo.
Traducción: Gustavo A. Laime Mitma.
Durante la década de los setenta, la madre de Osho le cuenta a Sarjano cómo ella tomó sanniás y cómo piensa de él como su maestro pero también como su hijo.
Cuando después de dos mil años otro Cecil B. DeMille haga una película sobre Osho, muy probablemente con el título de 'El Maestro de Maestros', sin duda nunca usará una actriz para el personaje de la madre la cual se parezca a esta mujer.
Si Amrit Saraswati, la madre de nuestro Maestro, viniera para una audición, el director desde luego diría: "¡Es muy sencilla, no es la mujer correcta!"
Por lo tanto, esperamos por otro Pasolini quien quizás sea capaz de ver a la madre de Cristo en esta pequeña mujer que ha abandonado todas las poses, todas las pretensiones, todas las actitudes, y que es naturalmente inocente, luminosa, transparente, y totalmente simple.
Si Amrit Saraswati, la madre de nuestro Maestro, viniera para una audición, el director desde luego diría: "¡Es muy sencilla, no es la mujer correcta!"
Por lo tanto, esperamos por otro Pasolini quien quizás sea capaz de ver a la madre de Cristo en esta pequeña mujer que ha abandonado todas las poses, todas las pretensiones, todas las actitudes, y que es naturalmente inocente, luminosa, transparente, y totalmente simple.
El que se suponga que la madre de un Cristo sea simpática y brillante como una muñeca es algo que nunca he entendido (¿pero quizás sirva para la producción y la venta de las imágenes sagradas?).
Es más, debo esperar por un Miklós Jancsó u otro Akira Kurosawa y sus técnicas cinematográficas, que son llamadas en su jerga 'secuencias largas'. Esta mujer, de hecho, no actúa, ni siquiera inconscientemente; probablemente ni siquiera sería capaz de... Ella puede simplemente entrar y salir de un 'plano secuencia', mostrando solamente su intenso rostro que arrasa todo lenguaje, toda palabra.
Ella solo habla en hindi, y sólo te ofrece unas cuantas frases intemporales, sin ningún rastro de artificio ni acomodación, hasta el punto en el que delante de ella todas mis preguntas se desvanecen por completo, cada titubeante tentativa se rompe estrepitosamente, lo que es peor, se vuelve un tipo de ejercicio inútil, y cada vez más insoportable...
Estoy terriblemente dividida entre el deseo de saber, de pedirle más detalles, de robarle (como usualmente decimos) algunas palabras más de ella... y el impulso de inclinarme a sus pies y descansar ahí en silencio... y hoy voy a hacer ambas cosas.
"No he sido la primera persona de la familia en tomar sanniás, porque mis hijas lo han hecho mucho antes que yo..." dice Amrit con una voz débil, casi transparente, pero con una emoción increíble.
"El día que tomé sanniás no fue por una decisión, sino porque en aquella mañana me sucedió algo. Mi hijo nunca me pidió que tomara sanniás, de modo que en aquella mañana le estaba contando a los presentes lo que me estaba ocurriendo en ese momento, e inmediatamente alguien fue a informarle a Osho, diciéndole que su madre estaba dispuesta a ser iniciada, a lo cual Osho simplemente contestó, '¡Bien!'
"Luego envió a que alguien me trajera a su presencia, pero le dije que no estaba completamente lista, ya que todavía faltaba darme una ducha, y necesitaba cambiar mi ropa; Osho mandó a decir que eso no importaba, y que debía ir a verlo sin perder más tiempo, y entonces fui..."
La habitación parece llena de una emoción tangible, y en este silencio uno solo puede escuchar la lenta respiración de los presentes, mientras me postro a los pies de la madre y permanezco allí durante un momento eterno, agachada a sus pies hasta que ella empieza hablar de nuevo:
"Bhagwan nunca insinuó a los miembros de la familia para que tomaran sanniás, así que para cada uno de nosotros ha sido un acto espontáneo, nació puramente de nuestras almas; es difícil para mí narrar esa experiencia, nunca seré capaz de describirlo, ni siquiera ahora.
P.: "Por favor, háblame sobre su infancia... ¿cuál es el mejor recuerdo que tienes de 'tu hijo', de tu pequeño Mohan?"
R.: "Mis recuerdos son de un niño que nunca me dio ningún problema, nunca algo por el cual preocuparse. Yo cuidaba de muchos niños en mi pueblo, era una segunda madre para muchos de ellos, y a veces tuve que darles una paliza, pero luego mi pequeño Mohan venía y me regañaba, diciendo que no debería castigarles, ¡que nunca debería castigar a ningún niño!"
Una vez alguien le preguntó a Osho por qué se postró a su madre antes de iniciarla en el sanniás. El Maestro respondió que de esta manera simplemente quería darle las gracias, y que esto era una manera de decir adiós para siempre, puesto que en ese momento ella dejaba de ser su madre. El vientre que su alma había buscado durante setecientos años (el gran tiempo transcurrido desde su anterior reencarnación...) ya había cumplido su obligación, y así como un día ella le había dado la vida, ahora él, su Maestro, estaba iniciando a la madre hacia una vida nueva, la vida de un discípulo.
En aquel día la conexión terrenal de ambos se había roto, y otra conexión espiritual más profunda había empezado; sin embargo, tengo la sensación de que la madre no está totalmente libre de su pasado, de su función; de que intenta ocultar este sentimiento con su inocencia e infinita modestia detrás de la veneración por el Maestro, esto me afecta profundamente en mi corazón... pero me trago las lágrimas y pregunto:
P.: "¿Cómo te sientes cuando el Maestro está enfermo en su cuerpo y no puede dejar su cama para salir a sentarse con nosotros? ¿En quién piensas entonces, en tu Maestro o en tu Hijo?"
R.: "Oooohhh...eeehhh...sí, a veces aún tengo este sentimiento de ser su madre, y no puedo olvidar de que he creado su cuerpo; cuando veo su cuerpo muy frágil, cuando no viene a dar su discurso porque su cuerpo no está bien... entonces no puedo evitar recordar que él es mi hijo. Pero incluso en esos momentos las palmas de mis manos se juntan en oración, y me inclino en frente de él con mi corazón desconcertado, incapaz, ya que soy de contener las dos emociones: como madre y como discípula... y entonces lloro, intento ocultarlo... pero lloro, y no solo por la delicada salud de mi Maestro, sino porque mi hijo está enfermo..."
De nuevo podemos sentir este silencio dentro de la habitación... ¿y quién se atreverá a romperlo? Ahora ni siquiera puedes escuchar la respiración de la gente; la intensidad de estos sentimientos ha creado un instante de absoluta inmovilidad, como si de repente una gracia hubiera descendido en esta habitación para dispensar un fragmento de la eternidad.
¿Alguna vez me perdonarás, oh madre, por haber desenterrado tu secreto?
Mi cuerpo otra vez se encuentra a sí mismo postrado a sus pies, mientras la presencia de la madre parece iluminar las primeras sombras de la noche, y todo, simplemente todo, está congelado en este momento.
Quisiera decir gracias, quisiera que este instante nunca terminara; me gustaría orar en silencio a sus pies, me gustaría llorar y reír, me gustaría decir algo para expresar mi gratitud, me gustaría llevar conmigo para siempre esta emoción, esta gracia, sin embargo, no hago nada en absoluto, no digo ni una palabra....
Sólo estoy ahí, en absoluta quietud por un tiempo que no tiene fin, para dejar que mi cabeza sea acariciada por esas manos que han acariciado SU cabeza muchas veces; simplemente escucho a la silenciosa música del vientre que le ha creado, la suave respiración de la mujer que dio a luz a mi Maestro...
Lee la entrevista de Sarjano con el padre de Osho...
Fuente: Http://www.oshonews.com/2010/11/oshos-mother-amrit-saraswati/
Es más, debo esperar por un Miklós Jancsó u otro Akira Kurosawa y sus técnicas cinematográficas, que son llamadas en su jerga 'secuencias largas'. Esta mujer, de hecho, no actúa, ni siquiera inconscientemente; probablemente ni siquiera sería capaz de... Ella puede simplemente entrar y salir de un 'plano secuencia', mostrando solamente su intenso rostro que arrasa todo lenguaje, toda palabra.
Ella solo habla en hindi, y sólo te ofrece unas cuantas frases intemporales, sin ningún rastro de artificio ni acomodación, hasta el punto en el que delante de ella todas mis preguntas se desvanecen por completo, cada titubeante tentativa se rompe estrepitosamente, lo que es peor, se vuelve un tipo de ejercicio inútil, y cada vez más insoportable...
Estoy terriblemente dividida entre el deseo de saber, de pedirle más detalles, de robarle (como usualmente decimos) algunas palabras más de ella... y el impulso de inclinarme a sus pies y descansar ahí en silencio... y hoy voy a hacer ambas cosas.
"No he sido la primera persona de la familia en tomar sanniás, porque mis hijas lo han hecho mucho antes que yo..." dice Amrit con una voz débil, casi transparente, pero con una emoción increíble.
"El día que tomé sanniás no fue por una decisión, sino porque en aquella mañana me sucedió algo. Mi hijo nunca me pidió que tomara sanniás, de modo que en aquella mañana le estaba contando a los presentes lo que me estaba ocurriendo en ese momento, e inmediatamente alguien fue a informarle a Osho, diciéndole que su madre estaba dispuesta a ser iniciada, a lo cual Osho simplemente contestó, '¡Bien!'
"Luego envió a que alguien me trajera a su presencia, pero le dije que no estaba completamente lista, ya que todavía faltaba darme una ducha, y necesitaba cambiar mi ropa; Osho mandó a decir que eso no importaba, y que debía ir a verlo sin perder más tiempo, y entonces fui..."
La habitación parece llena de una emoción tangible, y en este silencio uno solo puede escuchar la lenta respiración de los presentes, mientras me postro a los pies de la madre y permanezco allí durante un momento eterno, agachada a sus pies hasta que ella empieza hablar de nuevo:
"Bhagwan nunca insinuó a los miembros de la familia para que tomaran sanniás, así que para cada uno de nosotros ha sido un acto espontáneo, nació puramente de nuestras almas; es difícil para mí narrar esa experiencia, nunca seré capaz de describirlo, ni siquiera ahora.
P.: "Por favor, háblame sobre su infancia... ¿cuál es el mejor recuerdo que tienes de 'tu hijo', de tu pequeño Mohan?"
R.: "Mis recuerdos son de un niño que nunca me dio ningún problema, nunca algo por el cual preocuparse. Yo cuidaba de muchos niños en mi pueblo, era una segunda madre para muchos de ellos, y a veces tuve que darles una paliza, pero luego mi pequeño Mohan venía y me regañaba, diciendo que no debería castigarles, ¡que nunca debería castigar a ningún niño!"
Una vez alguien le preguntó a Osho por qué se postró a su madre antes de iniciarla en el sanniás. El Maestro respondió que de esta manera simplemente quería darle las gracias, y que esto era una manera de decir adiós para siempre, puesto que en ese momento ella dejaba de ser su madre. El vientre que su alma había buscado durante setecientos años (el gran tiempo transcurrido desde su anterior reencarnación...) ya había cumplido su obligación, y así como un día ella le había dado la vida, ahora él, su Maestro, estaba iniciando a la madre hacia una vida nueva, la vida de un discípulo.
En aquel día la conexión terrenal de ambos se había roto, y otra conexión espiritual más profunda había empezado; sin embargo, tengo la sensación de que la madre no está totalmente libre de su pasado, de su función; de que intenta ocultar este sentimiento con su inocencia e infinita modestia detrás de la veneración por el Maestro, esto me afecta profundamente en mi corazón... pero me trago las lágrimas y pregunto:
P.: "¿Cómo te sientes cuando el Maestro está enfermo en su cuerpo y no puede dejar su cama para salir a sentarse con nosotros? ¿En quién piensas entonces, en tu Maestro o en tu Hijo?"
R.: "Oooohhh...eeehhh...sí, a veces aún tengo este sentimiento de ser su madre, y no puedo olvidar de que he creado su cuerpo; cuando veo su cuerpo muy frágil, cuando no viene a dar su discurso porque su cuerpo no está bien... entonces no puedo evitar recordar que él es mi hijo. Pero incluso en esos momentos las palmas de mis manos se juntan en oración, y me inclino en frente de él con mi corazón desconcertado, incapaz, ya que soy de contener las dos emociones: como madre y como discípula... y entonces lloro, intento ocultarlo... pero lloro, y no solo por la delicada salud de mi Maestro, sino porque mi hijo está enfermo..."
De nuevo podemos sentir este silencio dentro de la habitación... ¿y quién se atreverá a romperlo? Ahora ni siquiera puedes escuchar la respiración de la gente; la intensidad de estos sentimientos ha creado un instante de absoluta inmovilidad, como si de repente una gracia hubiera descendido en esta habitación para dispensar un fragmento de la eternidad.
¿Alguna vez me perdonarás, oh madre, por haber desenterrado tu secreto?
Mi cuerpo otra vez se encuentra a sí mismo postrado a sus pies, mientras la presencia de la madre parece iluminar las primeras sombras de la noche, y todo, simplemente todo, está congelado en este momento.
Quisiera decir gracias, quisiera que este instante nunca terminara; me gustaría orar en silencio a sus pies, me gustaría llorar y reír, me gustaría decir algo para expresar mi gratitud, me gustaría llevar conmigo para siempre esta emoción, esta gracia, sin embargo, no hago nada en absoluto, no digo ni una palabra....
Sólo estoy ahí, en absoluta quietud por un tiempo que no tiene fin, para dejar que mi cabeza sea acariciada por esas manos que han acariciado SU cabeza muchas veces; simplemente escucho a la silenciosa música del vientre que le ha creado, la suave respiración de la mujer que dio a luz a mi Maestro...
Lee la entrevista de Sarjano con el padre de Osho...
Fuente: Http://www.oshonews.com/2010/11/oshos-mother-amrit-saraswati/